Sabalenka gana la final del US Open a Anisimova

 

Aryna Sabalenka miró dónde botaba el último revés de Amanda Anisimova, y cuando se cantó fuera, se llevó las manos a la cara, se puso de rodillas y lloró. Acababa de ganar la final del US Open por 6-3 y 7-6 (7/3). No es su primer Grand Slam, es el cuarto, pero sí es uno especial en un año en el que la bielorrusa ha tenido algunas amarguras.

Ha sido el año, 2025, en el que Sabalenka ha estado como número uno del mundo en todo momento. Llegó a la cima por primera vez el 11 de septiembre de 2023, pese a caer en ese mismo escenario ante Coco Gauff, también en la final. “Sólo” estuvo con la corona hasta el 5 de noviembre de esa misma campaña. Recuperó el primer puesto el 21 de octubre de 2024, en una temporada en la que conquistó el Open de Australia (por segunda vez, pues también lo había ganado en 2023) y el US Open. Nadie la ha bajado de ahí, pero no había conseguido un Grand Slam siendo la reina. En Melbourne, el pasado enero, perdió la final contra Madison Keys. En Roland Garros, en junio, también llegó al último partido, que le remontó Coco Gauff. En Wimbledon su límite fueron las semifinales, y quien le cerró el paso fue precisamente Anisimova.



Sabalenka, por tanto, se “vengó” de la estadounidense y triunfó siendo la mejor por fin, en un partido caótico en el que supo mantener más el control que su rival y también tuvo más recursos con la raqueta. Los altibajos fueron constantes: empezó la bielorrusa con un 2-0, y dio la vuelta al resultado su oponente para ponerse 2-3 y saque... Pero perdió el servicio justo a continuación. Hubo hasta nueve breaks en el encuentro, cinco a favor de Aryna y cuatro para Amanda, una tenista que tiene unos golpes demoledores. Le pega durísimo, plano, y la bola le corre una barbaridad, pero toma demasiado riesgo y los errores se le pueden disparar. En esta final, cometió 29, por 22 golpes ganadores.

 Sabalenka conquista su cuarto “Grande”, todos en pista dura. Su experiencia la ayudó ha sobrevivir en el caos. También es una tenista titánica, pero supo tener más estabilidad, con 14 errores no forzados y 12 tiros ganadores, y limpiando en el desempate, en el momento cumbre, las dudas que había tenido con el saque.

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